Hay muchas cosas comunes en ambos deportes, como son: la coordinación, el equilibrio y la velocidad. Sin embargo hay muchas diferencias…
El Telemark es el gran desconocido de las modalidades de esquí, y es evidente que una de las causas por las que no lo prueba más gente es porque tiene apariencia de una exigencia física mucho mayor que en el alpino y que viene provocada por la técnica que desarrollamos a la hora de realizar este deporte.
Mientras que en el alpino la elongación del cuádriceps es sensiblemente menor, por el contrario ha de soportar mayor aguante isométrico, es decir mayor presión. La velocidad en el esquí alpino suele ser cuantitativamente mayor y por el contrario el Telemark se basa más en el gesto deportivo, esto no quiere decir que no nos guste correr, sino que preocupa más la plasticidad y la fluidez del movimiento.
Si comparamos el gesto de un esquiador de alpino con el de uno de Telemark, encontraremos muchas diferencias: la distribución del peso, la manera de ir alternando las piernas, el gesto de mayor contrarrotación en el Telemark. Pero lo que creo más llamativo es que el movimiento del esquiador alpino se realiza de una manera lateral (con matices) y en el Telemark además, proyectamos nuestras piernas alternativamente hacia delante y hacia atrás adoptando la postura más característica llamada genuflexión.
Ya sabemos que el gesto deportivo que realizamos en una y otra modalidad es sensiblemente diferente, no solo se ve a simple vista sino que además producen una sensación muy diferente.
La emoción, la sensación e incluso la satisfacción de realizar una buena bajada en Telemark, estos son los ingredientes que pueden hacer inclinar la balanza hacia esta modalidad.
ANÍMATE Y PRUEBA !!!